24 Nov TERAPIA DE PAREJA ¿CUÁNDO ES NECESARIA?

“Tener problemas de pareja es normal”
“Todas las parejas discuten”
“Quien más y quien menos, todos hemos pasado por momento complicados”
“Las crisis de pareja se pueden superar, no son el fin del mundo”
Todas estas expresiones son verdad, definen una realidad.
Entonces, ¿en qué momento se hace necesaria la terapia de pareja?
No podemos pretender que nuestras relaciones sean siempre perfectas. Y es que las parejas felices también discuten, se equivocan, pasan por momentos mejores y peores y no siempre están de acuerdo en todo.
Sin embargo, cuando las discusiones, los errores, el estrés y las diferencias en general escapan a nuestros propios recursos para solucionar problemas de manera eficaz, ahí es cuando la ayuda profesional se convierte en la única opción para arrojar algo de luz en la relación.
Algunos ejemplos de situaciones en las que sería conveniente hacer terapia de pareja podrían ser:
– Cuando las discusiones suben mucho de tono como norma general.
– Cuando a la pareja no le es posible llegar a acuerdos en sus discusiones.
– Cuando un problema pasado se ha enquistado y se mantiene en el presente.
– Cuando una de las dos partes no se siente satisfecha en la relación y la otra sí.
– Cuando han aparecido problemas a raíz de una o varias infidelidades.
– Cuando una de las dos partes es muy dominante y la otra muy sumisa.
– Cuando algún aspecto de la sexualidad está afectando a la relación.
– Cuando se hacen continuas sugerencias de cambio pero no surten efecto.
En general, las parejas acuden a terapia cuando están al borde de la separación o el divorcio y/o quieren “quemar el último cartucho”. Sin embargo, puede empezarse un proceso de terapia antes de llegar al borde del precipicio, cuando la pareja o una de las dos partes se hace consciente de que una situación en concreto empieza a ser insostenible, demasiado incómoda o que se está alargando demasiado en el tiempo sin que se consiga solucionar.
Aunque los motivos de consulta pueden ser muy variados, todas las parejas que hacen terapia tienen algo en común que es básico para el proceso: el interés por poner el foco en la relación para empezar a generar cambios.
Lejos de lo que se suele pensar, ir a terapia (a solas o en pareja) no es para “fracasados”, sino para valientes
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